viernes, 24 de octubre de 2014

LA DICTADURA PERFECTA –RESEÑA-



Caja china

Luis Estrada se ha hecho un nombre por medio de películas de sátira política, desde La Ley de Herodes (que fue toda una revelación en su tiempo por ir abiertamente en contra del PRI), hasta El Infierno. Ahora nos llega su más reciente película La Dictadura Perfecta, que trata sobre la manipulación de la información y la imagen pública por parte de las televisoras (en especial Televisa).
La trama no es complicada, el Presidente de la República Mexicana mete la pata en una reunión con un embajador de Estados Unidos (en una escena hilarante), el Sr. Presidente contacta a la televisora T.V. M.X., quiénes inician una operación llamada “la caja china”, esto básicamente consiste en buscar una noticia, algún escándalo que distraiga la atención del público sobre lo que en realidad está sucediendo, hasta que quede en el olvido.
Para mala suerte del gobernador Carmelo Vargas, el escándalo para tapar el desliz del Presidente, es el suyo: un video dónde se muestra al gober, recibiendo dinero por parte de un narcotraficante conocido como el Mazacote (en una clara referencia al caso Bejarano).
Al ver como el pueblo se le empieza a echar encima, decide contactar a la televisora para “convencerlos” (sobornarlos) de que dejen de agrandar el escándalo, pero termina por contratar sus servicios para que “mejoren su imagen”.

La película hace un buen trabajo al mostrarnos como se puede manipular la opinión pública por medio de la televisión, y en especial los noticieros. Estrada nos demuestra como todos, desde la patrona a la sirvienta, los políticos y hasta los secuestradores, todos vemos lo mismo, las mismas telenovelas malísimas, el mismo noticiero, y ayuda a demostrar el poder que tiene éste medio, en especial en países como México, dónde las opciones son limitadísimas debido a la existencia de monopolios legales.



Las actuaciones, por otro lado, son inconsistentes, Damián Alcázar (actor fetiche de Estrada) interpreta al gobernador Vargas, Alcázar es un gran actor, pero aquí sobreactúa en algunas escenas, convirtiendo en su personaje en una caricatura a ratos, sin embargo, en otras escenas es completamente acertado, y su constante grito de insultos legendarios son motivo de muchas de las risas en La Dictadura Perfecta. Alfonso Herrera conforma la otra parte de la trama como Carlos Rojo, un joven productor de TV MX encargado de mejorar la imagen del gober Vargas, su papel es importantísimo para la trama, pero desafortunadamente es también inconsistente, no es mal actor, pero en unas escenas, particularmente al inicio se siente un tanto acartonado. El resto del elenco es atinado, pero, vale la pena comentar que el único que en realidad decepciona es Arath de la Torre, quien tiene una escena vital y se queda corto. Cosío, por su parte entrega el personaje más empático de la película y su arco narrativo es de los puntos altos de la película. También sobresale Tony Dalton como el jefe de Carlos Rojo, quien sobretodo es un hombre de negocios. Y quizá la más grata sorpresa sea Sergio Mayer como el Presidente, una mezcla de Peña Nieto y Fox, tiene pocos minutos en pantalla y aprovecha cada uno de ellos.

Lo curioso de una película como ésta es que la mayoría del elenco está compuesto por gente que ha sido parte de las telenovelas o que ha trabajado para las televisoras que tanto critica, es chistoso verlos como se burlan de algo de lo que han formado parte por tanto tiempo, como un chiste dentro de otro. 

La película, también es inconsistente, inicio de buena forma, con mucha fluidez y un ritmo acelerado, al ritmo de Rossini, lamentablemente, la película se estanca una vez que la trama es puesta en marcha y hay un buen pedazo de tiempo donde nada interesante está pasando, las risas disminuyen y el drama no incrementa, una vez pasado este bache la película remonta mientras llega a su conclusión.

Y otro de los problemas que tiene la película, es uno con el que cargan todas las películas de Luis Estrada, y es que desprecia tanto a sus personajes que es casi imposible que la audiencia se conecte con ellos, y si no te conectas con los personajes es más difícil que te interese lo que está sucediendo en pantalla. Aquí, este problema se ve disminuido, Estrada al menos siente algo de empatía o compasión por el líder de la oposición (Joaquín Cosío) y Carlos Rojo (Alfonso Herrera).
Además de esto, Estrada siempre ha batallado en darle personalidades, más allá de los símbolos que representan. Nunca ha sido un director sutil, pero la verdad no tengo problema con eso, el problema es que sus personajes en esta película carecen de motivaciones concretas, ¿Por qué el gobernador quiere ser presidente? ¿Qué es lo que mueve a Carlos a seguir con su trabajo mientras las situaciones en las que se ve involucrado se vuelven más y más violentas? Los villanos más interesantes y los más aterradores son aquellos con quienes podemos identificarnos, si podemos ver una parte de nosotros en esta persona despreciable, el personaje se vuelve más efectivo, y más aterrador para la audiencia.

A pesar de estos problemas, la película es disfrutable, es constantemente graciosa (aunque se estanca un poco en su segundo acto), la trama es entretenida, aunque el ritmo al cual se desarrolla se hubiera beneficiado de ser más acelerado. Las actuaciones, a pesar de algunos elementos inconsistentes, son sólidas, la dirección y en especial la elección musical son bastante atinadas. Y si son fans o han disfrutado de las películas de Luis Estrada esta es quizá su más efectiva desde La Ley de Herodes, pero si no disfrutan de su estilo quizá esta no sea la película que los convenza.


Estrada hace un trabajo noble y valiente al crear una película que pretenda crear consciencia sobre las manipulaciones realizadas por las televisoras en México y denunciar el claro mal uso que han hecho con el poder que tienen, en la película mueven gente como piezas de ajedrez, todo lo que aparece en televisión es tomado como verdad irrefutable por parte de la audiencia. Pero el error fundamental que comete Estrada es nunca tomarse el momento para preguntarse: ¿Qué es lo que dice eso de nosotros?


**TRES ESTRELLAS


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