El segundo episodio de Gotham está entre nosotros, tomando su nombre a la futura gatúbela es quizá un poco menos impactante que el piloto, pero nos sigue mostrando esta nueva visión de Gotham pre-batman, oscura y violenta. La trama involucra el secuestro de unos niños de la calle a manos de una pareja, utilizando una aguja para drogarlos y luego llevarlos a una especie de calabazo donde parece haber un pozo sin fondo.
El caso de los niños desaparecidos cae en manos de los detectives Jim Gordon y Harvey Bullock y de ahí en adelante el episodio consiste en la búsqueda y aprehensión de los secuestradores. Uno de los principales problemas del episodio fue que si bien el caso era interesante y los crímenes atroces, los secuestradores simplemente no eran tan interesantes, portaban la típica vestimenta del pederasta en televisión, ese atuendo de bibliotecaria relamida, si bien escalofriante ya está bastante trillado y no tenían la suficiente sustancia como resaltar como memorables, aunque el personaje para quien trabajan suena prometedor. Además, la trama se siente desperdiciada, hay un breve comentario sobre como a nadie le importan los indigentes, pero estos temas no son explotados al máximo, lo cual resulta un tanto decepcionante. Otro problema con el episodio es que no nos pudimos adentrar más en la relación entre Gordon y Bullock, uno de los elementos más fuertes e interesantes del show, ojalá y los episodios futuros se centren más en ellos.
Por otra parte, un punto fuerte fue el pequeño vistazo de como los acontecimientos del capítulo anterior están empezando a afectar a Gordon, y la decisión de no contarle la verdad a Barbara, fue un pequeño momento íntimo bien ejecutado. Eso y la breve, pero de alguna forma inquietante escena en la que vemos a Bruce dibujando en un cuaderno criaturas de sus pesadillas (probablemente) a ritmo de Death Metal, funciona en su sutilidad.
Además, la dirección de arte y producción siguen sorprendiendo, con su compromiso en crear una atmósfera neo noir, que ayuda a darle vida y a resaltar la criminalidad de la infame ciudad.
También pudimos observar un poco más del alcalde de Gotham en su incansable lucha por adquirir una mayor popularidad, y pudimos echar un breve vistazo a los planes de Fishmooney para derribar al decayente Falcone, plan que dio inicio con el asesinato de los Wayne.
Otro punto fuerte del episodio, y del show en general, es Alfred, el mayordomo y tutor de Bruce, en una versión más agresiva y menos cariñosa a la que normalmente estamos acostumbrados, es enojón, gruñón y maldice, pero está genuinamente preocupado por el pequeño Bruce.
La trama de Cobblepot no tuvo grandes acontecimientos, vimos como su personalidad psicópata aflora cada vez más, mientras planea su regreso a Gotham.
En conclusión, el segundo episodio de Gotham, corrigió alguna de las fallas del piloto, ya no se sente saturado de referencias al universo de Batman, mientras encuentra su propio ritmo, y, a pesar de unos villanos no tan interesantes y una trama algo desperdiciada, sigue dando buenas dosis de suspenso y acción, con buenos diálogos mientras prepara grandes cosas a futuro.
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