Un hombre acaricia, con manos suaves y firmes la cabeza de
una mujer, entre sábanas blancas, con
voz segura y a la vez frágil establece las principales preguntas que surgen
entre un matrimonio, en lo que parece ser el inicio de un perfecto día. Nick es
el nombre del hombre y la mujer a la que afectuosamente apapacha es Amy, su
esposa. De esta forma inicia Gone Girl,
la más reciente película de David Fincher, basada en el bestseller de Gillian Flynn, y es, en una palabra: fantástica.
La trama, al inicio, es bastante simple, Nick y Amy Dunne son
la típica pareja americana, y el día de su quinto aniversario, Amy desaparece…
Los hechos que se desarrollan a continuación no me atrevería
a revelarlos ya que forman gran parte del disfrute de la película, pero es
claro para el espectador desde sus inicios que no todo es lo que parece. Desde la
desaparición de Amy la trama se desenvuelve como una muñeca rusa, con cada una
de sus capas desenvolviéndose lentamente frente al espectador, adentrándolo
cada vez más en este mundo oscuro.
La dirección de Fincher es más que acertada, ya que llena sus
escenas con una ligera capa de humo que ayuda a resaltar la iluminación dentro
de los cuartos y lugares cerrados, casi siempre iluminados por luces ámbar y
amarillas, dándole a la película un aspecto minimalista e impregnándola con un
aire de misterio. Fincher es un experto construyendo escenas y esta película contiene una de las mejores escenas de su carrera y su estilo realmente ayuda a darle a la película el tono adecuado, frío, oscuro, inquietante.
La trama se desarrolla a través de dos líneas
argumentativas, la primera sigue las narraciones de Amy en su diario, la
segunda, por su parte, se enfoca en el predicamento de Nick por encontrar a su
esposa desaparecida mientras lucha contra el acoso constante de los periodistas
y el trato un tanto hostil por parte de sus suegros. Las escenas del diario de
Amy parecen estar sacadas de un cuento de hadas, el mágico encuentro, la gestación
del romance, lo besos bajo la nieve que lentamente cae del cielo Neoyorkino, y
la música por Trent Reznor y Atticus Ross, tiñen a ests escenas de un aire
místico, casi surreal. Mientras que aquéllas que toman lugar en el presente con
Nick son más oscuras, de repente la iluminación es más fría, aparece haber más
sombras y el soundtrack, aunque calmado se siente desalineado, a veces se sale
de ritmo, creciendo lentamente, hasta explotar, dando una sensación de
incertidumbre sobre lo que en realidad está pasando.
Y no hay que dejar fuera las actuaciones, que son
simplemente sensacionales, Nick y Amy son interpretados por Ben Affleck y
Rosamund Pike respectivamente. Affleck da una actuación segura y modesta, Nick
es un personaje complejo y sin lugar a dudas difícil de interpretar, pero
Affleck logra darle la dualidad que el personaje demanda y le imprime
ambigüedad a su rostro y mirada de tal forma que nunca en realidad sabemos que
está pasando por su mente ni de lo que es capaz de hacer, y recibe gran ayuda
de Fincher, quien en algunas escenas clave pone la iluminación justo encima de
Affleck, haciendo que la sombra de sus cejas cubra sus ojos, dándole un aspecto
un tanto intimidante. Pero es Rosamund Pike quien se roba el show con su
interpretación de Amy, en un personaje que de haber salido mal, la película
simplemente no funcionaría. Su rostro, su voz, la manera en la que se conduce,
todo está perfectamente realizado, y no se sorprendan de ver su nombre en la
categoría de mejor actriz en los próximos Premios de la Academia. El resto del
elenco también es sobresaliente, desde Carrie Coon como la hermana gemela de
Nick, Neil Patrick Harris como una persona importante del pasado de Amy, vaya
hasta Tyler Perry ofrece una sólida actuación.
Otro punto que quiero destacar es que esta es una película cómicamente
oscura, a pesar de los varios momentos de shock,
también hay incontables carcajadas, haciendo que un tema que es en esencia
pesado se siente menos denso y ayuda mantener el buen ritmo que la película
maneja.
Pero la película no sólo ofrece un sólido thriller, sino que también se presta a
la reflexión sobre las relaciones entre parejas, las personas que queremos ser
y la que en realidad somos, la cara que presentamos hacia los demás y hacia
nuestras parejas y el impacto que tienen los medios de comunicación sobre la percepción
que tenemos de los demás.
En fin, Gone Girl
es una gran película, provocativa, oscura, tensionante, impactante, y por
momentos hilarante, con un genial David Fincher detrás de la cámara y un guión
sólido por parte de la misma autora del libro, anclada por fenomenales
actuaciones y un cast dando lo mejor
de sí, que le ofrece al espectador no sólo grandes dosis de entretenimiento,
sino que lo deja a uno pensando mucho después que los créditos han terminado y
se presta para una buena charla. Una de las mejores películas del año.
*Nota: debido a la naturaleza de la película no pude
compartir muchos de los grandes momentos que contiene, por lo que
esperen pronto un análisis a detalle de algunas escenas clave y los temas de
fondo que maneja la película.
Muy buena reseña y muy buena pelicula, David Fincher maestro
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