miércoles, 31 de diciembre de 2014

TOP: LO MEJOR DEL AÑO

El 2014 llega a su fin, y he preparado una lista con las películas y series de T.V., que en mi opinión son lo mejor del año.
Nota, no alcancé a ver algunas películas y series que me han dicho son bastante buenas, como Birdman y Premisa Mortal (Nightcrawler), así como Orange is the New Black, y Fargo (la cual estoy viendo y disfrutando bastante, pero como no la he terminado de ver no la puedo insertar en la lista).
Por último, recuerden que ésta es mi lista personal de lo que considero lo mejor del año, aquellas películas y series que disfruté más en salas de cine y en la comodidad de mi hogar, respectivamente.
Sin más, empecemos (la lista no contiene algún orden en particular):



 PLANETA DE LO SIMIOS: CONFRONTACIÓN (DAWN OF THE PLANET OF THE APES)
Superior en todos los sentidos a su predecesora, la película es una gran alegoría de las relaciones entre seres diferentes (simios y humanos en éste caso), la fragilidad de la paz, la tolerancia en tiempos de conflicto, y muchos otros temas, bien dirigida, con un guión sorprendentemente inteligente y con la mejor actuación de Andy Serkis a la fecha.



GODZILLA 2014
Después de muchísimos años sin una adaptación americana, el rey de los monstruos regresó de la mano de Gareth Edwards, y fue un éxito. Con una dirección inusual para la fecha, dónde el monstruo apenas y aparece (cosa que molestó a más de alguno), es una clásica película de monstruos, desde la música, el tono y el estilo, es una gran película de género, llena de espectáculo y un perfecto Ken Watanabe. Hay una escena donde Godzilla se encuentra en el suelo viendo hacia abajo, está cansado, acaba de salir de una batalla, de repente, el teniente Brody (Aaron Taylor-Johnson) lo mira, en ése momento monstruo y hombre cruzan miradas, y por un instante parece haber perfecto entendimiento entre ambos, mientras el rostro de Godzilla es cubierto lentamente por una nube de humo, poesía audiovisual pura.




HANNIBAL: LA SEGUNDA TEMPORADA (HANNIBAL: SEASON 2)
La serie de Hannibal batalló para poder entregar su segunda temporada, entre rumores de cancelación y siendo renovada de último momento entregó una de las mejores temporadas del año, inteligente, provocadora, e híper estilizada, la segunda temporada entregó grandes momentos de suspenso y llevó la relación entre Will y Hannibal al extremo, culminando en Mizumono, uno de los mejores episodios del año. Y aunque pueda ser muy oscura para algunos gustos, la verdad es que Hannibal es una de las mejores series que hay en televisión, y la espera por la tercera temporada ha sido agonizante.



EL HOBBIT: LA BATALLA DE LOS CINCO EJÉRCITOS (THE HOBBIT: THE BATTLE OF THE FVE ARMIES)
La última película del Hobbit concluyó de manera espectacular la saga de la Tierra Media. Aunque el título sea bastante malo (There and Back Again hace mucho más sentido), es la más corta de todas, y la más concisa, también considero que está más cercana al espíritu de Tolkien. Y si bien, muchos de los errores de la trilogía permanecen, es muy disfrutable, espectacular de principio a fin.



GUARDIANES DE LA GALAXIA (GUARDIANS OF THE GALAXY)
Sin lugar a dudas, una de las mejores películas de Marvel, más chistosa que muchas comedias, llena de personajes entrañables y momentos que ahora forman parte de la cultura pop, también fue la película que catapultó la carrera de Chris Pratt.
Es una especie de Star Wars irreverente, aunque no lo suficiente como para perder su clasificación pg-13, de corazón liviano, y una trama sencilla lograron darle vida a un estudio que se estaba encerrando demasiado en su zona de confort.

  



PERDIDA (GONE GIRL)
La película de David Fincher, basada en el libro homónimo de Gillian Flynn es uno de los mejores thrillers del año, es una película que muta en múltiples ocasiones y juega con las expectativas del espectador. Con un gran sentido de humor negro ofrece una mirada analítica a las relaciones entre parejas y los matrimonios. Ofrece un gran tema de discusión, la dirección de David Fincher es fenomenal y la actuación de Rosamund Pike es una de las mejores del año.



LA GRAN AVENTURA DE LEGO (THE LEGO MOVIE)
Las películas basadas en productos y juguetes casi siempre son malas (basta ver la franquicia de Transformers para corroborarlo), por eso la película de Lego fue una muy agradable sorpresa a inicios de año. Inteligente, graciosa y creativa, ofrece muchas risas y motiva tanto a niños como adultos a pensar por sí mismos. Aunque si bien, el twist al final no era necesario, es sin duda una de las mejores películas animadas del año.



COMO ENTRENAR A TU DRAGÓN 2 (HOW TO TRAIN YOUR DRAGON 2)
Moviendo la trama unos años adelante, la segunda entrega en la franquicia de Como entrenar a tu dragón nos mostró personajes más maduros, pero sin perder su sentido del humor. Afortunadamente, la trama maduró también con ellos, no se confundan sigue siendo una película de “niños”, pero se atreve a ir a lugares que pocas películas de niños visitan. Es emocionalmente poderosa, y con un buen mensaje para todas las edades, es una lástima que no le haya ido tan bien en cartelera. No es sólo la mejor película animada del año, sino una gran película en general.


TRUE DETECTIVE
Sin duda, uno de los mejores debuts de una serie, la trama gira alrededor de un homicidio y los detectives encargados de resolverlo. La serie es en esencia una película de ocho horas, gracias en gran medida a que los ocho episodios son escritos por el mismo guionista y dirigidos por el mismo director. El elenco es impactante, con los papeles titulares en actores del calibre de Woody Harrelson, Matthew McConaughe y Michelle Monaghan. Es una mirada oscura al mundo, a veces depresiva, pero siempre fascinante.




EL GRAN HOTEL BUDAPEST (THE GRAND BUDAPEST HOTEL)
Discutiblemente la mejor película del año, la más reciente película de Wes Anderson es fantástica de principio a fin. Es uno de los mejores trabajos de un director que no deja de sorprender con cada película nueva que entrega. Llena de su muy particular estilo, Wes Anderson crea un mundo familiar, pero fantástico a la vez, lleno de personajes extraños, pero entrañables e identificables. El guión sutil y profundo, construye algunos de los mejores diálogos del año y los últimos diez minutos son simplemente perfectos.



INTERESTELAR (INTERSTELLAR)
La más reciente película de Christopher Nolan es un increíble viaje, lleno de suspenso y sentimiento de exploración, es un llamado a una forma antigua de hacer cine, con un diseño de sonido agresivo y plagada de imágenes sorprendentes como olas gigantes y mundos de hielo. Entretenida, llena de suspenso y con algunas ideas interesantes, es un recuerdo de aquellas viejas películas de ciencia ficción y uno de los mejores momentos que he pasado en una sala de cine.

Para ustedes, ¿cuáles fueron las mejores películas y series del año? alcen la voz en la sección de los comentarios. Y como siempre, si les gusta lo que leen no olviden suscribirse y seguirme por Facebook. Sin más por el momento, a nombre de Tiem-post-modernos, les deseo un feliz año nuevo, y un excelente 2015.

viernes, 26 de diciembre de 2014

RELATOS DE VESPIRIA: OBSESIONES



Bienvenidos de nuevo a esta sección quincenal de Tiem-post-modernos, en este relato, la investigación de Apodaca y Razo continúa, llevándolos más cerca a la identidad del asesino.


OBSESIONES

POR ISAÍAS LEMUS ALDANA

Su nariz seguía sangrando cuando sus padres discutían, podía ver sus bocas moviéndose, pero no escuchaba nada de lo que decían, estaba molesto y ellos también.

Finalmente, sus padres captaron su atención, éstos era tiempos difíciles para su familia, y ahora él, siempre tan tranquilo se había metido en una pelea.

“¡Respóndele a tu madre! Te acaba de hacer una pregunta.” Le decía su padre.

“Perdón…” contestó, susurrando.

“Está bien pero ¿Por qué lo hiciste? Tú no eres así.”

“Perdón, pero es que… la estaba insultando mamá…” dijo esto con desesperación, al borde del llanto.

“Ok, pero no es así cómo te enseñamos a resolver tus conflictos, mejor le hubieras dicho a la maestra. Sé que extrañas a tu hermana, pero agarrarte a golpes no va a solucionar nada.” Dijo su madre, preocupada, confundida, su mundo había cambiado de repente, su vida se sentía vacía, un frío estremecedor se apoderaba de todo su ser. Casi no comía, lloraba por las noches, se sentía distante y fragmentada, pero sabía que tenía que mostrarse fuerte, dar la buena cara, por él, por su hijo, su Rodrigo.

“Tu madre tiene razón, dame el nombre de este mocoso, esto no se puede quedar así, ¿cómo es posible que permitan éste tipo de faltas al respeto, caray?, voy a hablar con la directora, a ver que se puede hacer, esto debiste hacer desde el principio Rodrigo.” Le decía su papá, molesto, lleno de ira. Si su madre se encontraba confundida su padre era un completo desastre, se le veía iracundo, la poca paz que tenía se le había ido con su hija, estaba confundido y asustado, y siempre que se sentía así respondía con violencia. Resultaba ya casi imposible platicar con él, la menor de las preguntas le provocaba enojo, estaba más callado de lo normal.

Después de que terminaron de regañar al pequeño, su madre se le acercó, le pasó su mano sobre su cabello, y le dio un pequeño abrazo. “Entiendo que estés molesto, yo también lo estoy, pero pelearte nunca va a solucionar nada.” Y subió a su habitación.

Los rumores se habían esparcido por todo el coto dónde vivían, pues casi todos los de esa zona iban a la misma escuela, y después de lo que había pasado con Alicia, la familia Ramírez se había vuelto el foco de atención y tema de muchas conversaciones para toda la comunidad. Todos tenían sus teorías, y opiniones, de la noche a la mañana todos eran perfectos detectives y psicólogos, y los rumores empezaron a correr, uno en especial desagradable había sido iniciado por el padre de uno de los compañeros del joven Rodrigo, y eso es lo que había ocasionado la pelea.


Razo se encontraba mirando fijamente su café matutino, doble carga, poca leche.

“Esto se sigue poniendo peor.” Le decía Apodaca, del otro lado de la mesa, en una vieja cafetería que visitaban con frecuencia desde ya hace algunos años.

“Compárteme tu teoría.” Razo casi siempre acertaba con sus teorías de los homicidios, entendía casi como nadie la escena del crimen, podía detectar con facilidad las motivaciones de los criminales, se podía decir que de alguna forma le hablaban a través de sus crímenes.

“No sé, hay algo extraño, estamos de acuerdo que es el mismo asesino ¿no?” Apodaca asintió con la cabeza. “El homicidio de Alicia, se podía ver que el asesino la respetaba, le hizo un altar, la postró como a una diosa para que todas la vieran y adoraran. Pero el de Rafal, es completamente diferente, lo odiaba, lo tiró con la basura, detestaba cada parte de él. Tengo la idea de que el asesino estaba enamorado de Alicia”

“Entonces, ¿crees que fue uno de sus compañeros de la escuela? ¿Alguien que quizá no soportaba la idea de ver a su “chica” con alguien más?”

“No lo sé, puede ser.”

“Pero crees que no es así.”

“No, el homicidio se siente más maduro, no es la forma en la que un adolescente lo haría.”

“¿Y qué hay sobre las cartas?” Apodaca se refería a las cartas que les había otorgado la mamá de Rafael.

“Parecen ser los típicos problemas de niño rico, ya sabes: “Mi papá no me hace caso”, “Hoy no me habló fulanita” y todo eso. Pero hay algo más, su vida de verdad era…” los ojos de Razo se perdieron en la profundidad de su café por un instante “necesitamos el resto de las cartas, hay algo que pasó al inicio, lo repiten con frecuencia, pero necesitamos las demás para saber qué es. Y ¿tienes nueva información sobre la palabra?”

“No” contestó Apodaca, “lo más cercano que he encontrado fue algo de un videojuego, pero no es eso, dudo que sea eso.”

“Sí, yo también me lo encontré, pero estoy de acuerdo contigo, esa palabra parece que era parte de ellos, parte de un lenguaje que sólo ellos entendían.”


Toc, toc.

Sonó el golpe en la puerta, la cual fue abierta por la Sra. María.

“Buenos días detectives, ¿si saben que tenemos un timbre verdad?”

“Buenos días, sí, disculpe.” Dijo Apodaca.

“Por favor, díganme que ya saben quién es el responsable.” Suplicó la señora, sin mucha esperanza.

“Me temo que no, la investigación va por buen camino, pero necesitamos más información.” Comentaba Apodaca.

“De hecho, es por eso que estamos aquí, verá, fuimos con los padres de Rafael, quien de seguro sabrá fue encontrado hace unos días…”

“Sí, pobre criatura, ya me puse en contacto con Ana, la madre de Rafael, hemos estado haciendo oraciones… nos pusimos de acuerdo para… vamos a hacer los funerales en conjunto. Bueno, al menos la misa. Es hoy.” Se podía ver la tristeza en el rostro de María, hace pocos días que habían hablado, y se veía más vieja, más cansada, por más esfuerzo que hiciera en ocultarlo.


“Verá, ella nos dio unas cartas, entre Alicia y Rafael, pero hace falta la mitad, ¿De casualidad no las tendrá usted?” preguntó Razo con firmeza.

“Lo siento, pero no, de hecho, ni siquiera sabía que se escribían, me acabo de enterar, cuando hablé con Ana. Parece ser que mi Alicia no confiaba tanto en mí después de todo.” María se detuvo por un instante, la herida seguía abierta, pero se mantuvo fuerte, no más lágrimas, al menos no en éste instante. “Créanme, cuando me contó Ana me puse a buscarlas por todas partes, pero no las encuentro.”

“Ok, avísenos si las llegara a encontrar.” Dijo Apodaca. Se despidieron y ambos detectives salieron por la puerta, directo a su vehículo, la búsqueda continuaba.

“¿Le crees?” le preguntó Apodaca a Razo.

“Sí, no creo que tenga alguna razón para mentir. Pero esto me ha dejado pensando en algo, creo que tengo una pista, bueno, una corazonada sobre el asesino… creo que es vecino de ellos.”

Apodaca se le quedó viendo, intrigado, era un salto muy grande basado en muy poca evidencia.

“¿Por qué lo dices?”

“Bueno, debía de ser alguien conocido, alguien que supiera de la relación entre Alicia y Rafael.”

“Sí, pero ése puede ser cualquiera de sus compañeros.”

“Sí, pero no cualquiera sabía de las cartas.”

“Sí, pero ni siquiera su madre sabía de las cartas, tenía que ser un amigo o una amiga, alguien íntimo, alguien en quien Alicia confiara para decirle de las cartas.”

“Muy bien, de acuerdo, pero el hecho de que estén perdidas las cartas, no lo sé, no me cuadra. El asesino estaba obsesionada con ella, éste tipo de psicópatas generalmente se llevan algo de sus víctimas, algo para recordarlas, para apaciguar su obsesión.”

“Ok, ¿estás diciendo que el asesino se enteró de las cartas, se metió a la casa de Alicia y las robó?”

“Sí.”

“Pero, no me queda claro, ¿porqué dices qué es un vecino?”

“Por qué tenía que ser alguien que la viera todos los días, alguien que conocía la casa, que probablemente estuvo dentro de ella, alguien a quien la gente no viera raro en un lugar exclusivo como ése. Ya sabes cómo son éstas personas, se mueven dentro de los mismos círculos.”

“De acuerdo, pero ¿cómo se enteró de las cartas?” El discurso de Razo comenzaba a tener más sentido para Apodaca, seguía siendo un salto grande, pero sin duda era un avance. “No lo sé.” Contestó Razo “Quizá alguien le dijo, debe de ser alguien muy cercano a la familia de Alicia, alguien íntimo a quien le confiaran ése tipo de secretos.”

La desaparición de las cartas había acotado la búsqueda, ahora tenían que averiguar quién de los amigos de las víctimas podía saber de las cartas y si se lo habían dicho a alguien más, y si la teoría de Razo era correcta, alguno de ellos sería vecino de Alicia.

“¿Quieres ir al funeral?” le preguntó Razo a Apodaca, quien aceptó, pues si bien, ninguno de los dos era afín de los funerales, si el asesino era conocido de alguno de ellos estaría allí, estrechando las manos de los padres de las víctimas y dándoles palabras de consuelo, como un lobo entre ovejas.


La misa había iniciado, el sacerdote recitaba viejos textos de la Biblia con la intención de propiciar consuelo para los parientes de las víctimas. Mucha gente se había presentado, pues era el funeral de dos personas, y el papá de Alicia era un comerciante muy popular y querido por muchos. La misa no fue de cuerpo presente, pero había dos ataúdes como símbolo de los difuntos, juntos en vida, juntos en muerte. Rodrigo estaba ahí, junto con sus padres, su nariz había dejado de sangrar, pero su ojo morado lo delataba.

Razo y Apodaca esperaban en la puerta de la iglesia, Razo se había quitado su sombrero el cual ahora sostenía con su mano derecha, misma en la cual portaba un pequeño rosario de madera, a pesar de esto no se consideraba creyente. No como Apodaca, quien era muy devoto, iba a misa todos los domingos y siempre portaba en su cartera la imagen del algún santo.

Ambos observaban con atención a la multitud de personas, parece ser que no resultaría tan fácil ubicar al asesino después de todo.

“Nunca me han gustado los funerales.” Dijo Razo quien casi nunca iniciaba conversaciones, era el tipo de persona que permanecía en silencio la mayor parte del tiempo, guardándose todo para sí, por lo que Apodaca se sorprendió un poco.

“A mí tampoco.”

“Mi madre murió cuando era yo muy joven…” continuó Razo, “todavía recuerdo el funeral a la perfección, estábamos en un capilla no muy diferente a ésta, mi madre estaba en el medio, dentro de su ataúd, fría, tiesa. Todos los familiares vestidos de negro, el padre intentaba reconfortarnos: “Ya está en un ligar mejor” decía. Yo estaba llorando, con la cabeza oculta entre mis manos, no quería ver a mi madre, me aterraba la idea de siquiera echarle un vistazo, pero llegó mi padre, me quitó las manos del rostro y me dijo: Seca esas lágrimas  y mira de cerca guiñapo, que ahí es para donde todos vamos.”




Su esposa lo levantó ése día, no había ido a trabajar pues se sentía mal. “¿Crees que sí puedas ir hoy?” le preguntó su esposa, pues había visto el mal semblante que traía. Al no recibir respuesta le dijo: “¿Por qué no mejor te bañas en lo que te hago el desayuno?”

Aceptó con la cabeza, la idea de bañarse le sonaba atractiva, pero no estaba muy seguro si tenía hambre, la comida poco o nada le sabía, su cabeza le punzaba, como un taladro, lo tenía que solucionar.

Después de ducharse y salir de la regadera su malestar se había calmado un poco, pero de todas formas se sentía extraño, cómo atrapado de un sueño, sus sentidos se sentían adormecidos, abrió la llave del lavabo, el agua corría, fría, gélida; miles de gritos, súplicas y llantos de dolor, todo era caos, una palabra atorada en su cabeza, el nuevo motivo de su obsesión, se echó el agua en la cara, la recordaba, fuerte como un trueno, cálido como agua tibia corriendo por sus venas, ésa palabra, la última que le había dicho ella, y cuyo significado ahora entendía.


Se subió con un pequeño banquito que tenían, los gritos seguían, no los podía hacer callar, de arriba del clóset sacó un viejo baúl, lleno de fotos, objetos y recuerdos, ésa palabra atorada en su cabeza, de un bonche de papeles sacó uno en especial, no muy viejo ni arrugado, era una carta, ésa carta, su favorita de todas, su respiración se agitaba de sólo sostenerla entre sus dedos, la contempló por unos instantes, de repente, silencio.


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jueves, 25 de diciembre de 2014

TIEM-POST.MODERNOS RECOMIENDA: ARTHUR CHRISTMAS







ARTHUR CHRISTMAS

Cada vez hay menos películas de Navidad, y de esas pocas son menos las que son buenas, es por eso que Arthur Christmas es como una bocanada de aire fresco, ya que no sólo es una gran película de Navidad, sino que es una muy buena película en general.

Esta es una película animada, donde el título de Santa Claus es transmitido de generación en generación dentro de una familia en el polo norte, tradición iniciada por San Nicolás. El Santa Claus actual está viejo y cansado, ya no realiza nada en sí, toda la operación es llevada a cabo por sus duendes, liderados por su hijo mayor Steve. Steve siente que es tiempo de que su papá se retire y él es el lógico sucesor.
Arthur, el hermano menor de Steve es la oveja negra de la familia, le teme a casi todo, y simplemente no encuadra en la operación monumental que se ha vuelto la Navidad.

Pero cuando el sistema perfecto de Steve falla, un regalo no ha sido entregado, por lo que corresponde a Arthur realizar la entrega junto con su abuelo, quien solía ser Santa Claus.

La película funciona en gran medida gracias a que aborda temas modernos con la existencia de Santa Claus, muchos de ellos señalados por una niña en su carta a Santa al inicio de la película. Vemos como no es posible que el viejo Santa pueda repartir todos los regalos en una noche en un trineo jalado por renos, ahora es una especie de nave espacial que se mueve a increíbles velocidades. Es una operación monumental que requiere de muchísimo personal, que en este caso son los duendes, que se comportan como militares, especializados, altamente entrenados y fieles al legado de Santa Claus.

Pero lo más refrescante de la película es que en realidad no es sólo una película de Navidad, sino una reflexión sobre las relaciones familiares. Tenemos al abuelo amargado, el papá que se niega a retirarse, el hermano obsesionado con el puesto de su padre, la madre que realiza casi todo, pero por alguna razón todos la ignoran, y Arthur, el más pequeño de la familia, quien pasa desapercibido. Los momentos más graciosos provienen de las interacciones entre los miembros de la familia, quienes las mismas conversaciones que tú y yo sostenemos con nuestras familias.


También sirve como alegoría de como la Navidad se ha convertido en esta monumental operación de mercadotecnia y producción, dejando de lado el aspecto humano, los niños son literalmente números en la computadora de Steve, pero refrescantemente, la película esquiva las trampas del género para entregar un mensaje más profundo que el del simple consumismo.
Además de todo eso, el crecimiento del personaje de Arthur es bastante bueno, ya que tiene que enfrentar sus miedos para lograr su misión, es bastante básico, pero está bien hecho.

Otro punto que me sorprendió es que la película no es nada cínica, no tiene enseñanzas moralinas dudosas, es honesta y se siente, lo que la vuelve mucho más disfrutable.

El viaje de Arhur es bastante entretenido de principio a fin, esquivando los clichés de las películas de la temporada, que es en sí una película sobre la familia, es muy graciosa, pero también tiene momentos de emociones sinceras, sobre todo al final, el cual es simplemente fantástico. Y hay una duende, llamada Bryony que es encantadora, y el motivo de muchas risas.

También, la animación es bastante buena, con colores brillantes y personajes caricaturescos, y los efectos de iluminación son muy buenos.

En conclusión, Arthur Christmas es una gran película animada, perfecta para ver en estas fechas con toda la familia, entretenida tanto para niños como para adultos, tiene algo para todos, y es sobre todo sincera, es por eso que es la recomendación para éste día de Navidad.

Título en México: Operación Regalo.
Título original: Arthur Christmas.
Dirección: Sarah Smith, Barry Cook.
Guión: Sarah Smith, Peter Baynham.

Con las voces de: James McAvoy, Jim Broadbent, Bill Nighy, Hugh Laurie.



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sábado, 20 de diciembre de 2014

RECORDANDO EL SEÑOR DE LOS ANILLOS




EL SEÑOR DE LOS ANILLOS

Hace ya más de diez años, un joven director de Nueva Zelanda con antecedentes en películas de terror y gore se propuso adaptar el trabajo literario de Tolkien al cine.

Era una hazaña difícil, el trabajo de Tolkien era muy querido, y la adaptación no era sencilla, ya que la gran parte de los libros consisten básicamente en largas caminatas y descripciones de paisajes. El presupuesto era elevado, y las películas iban a ser filmadas continuamente, la primera tenía que funcionar.


Por fin, el 19 de diciembre de 2001 se estrenó internacionalmente La Comunidad del Anillo, y fue un éxito. Recuerdo la primera vez que vi la película en el cine, no tenía idea de que se trataba, nunca había escuchado del libro, y en aquel entonces la información no se movía a la velocidad en la que se lo hace ahorita. La sala estaba oscura, un haz de luz cruzó el cuarto, y la película inició, fue algo que nunca había visto; trolls, orcos, elfos, hobbits, de repente todos estos personajes de fantasía poblaban mi imaginación, dentro de una aventura de codicia, ambición y el valor de la sencillez. ¡Y las batallas!, esas épicas batallas, elegantemente dirigidas y llenas de adrenalina, con discursos elaborados y épicos sobre el honor y la amistad.

El impacto que tuvo la trilogía del Señor de los Anillos fue monumental, marcó toda una generación de adaptaciones de libros de fantasía a la pantalla grande, y convirtió a Nueva Zelanda en El Lugar para filmar películas de fantasía. Inspiró adaptaciones como Las Crónicas de Narnia, Eragon, Los Seis Signos de la Luz, y muchas otras más, que intentaron capturar la magia de la trilogía de Peter Jackson, pero fallaron en lograrlo.

El Señor de los Anillos marcó la nueva generación de blockbusters, lugar que luego tomarían las películas de superhéroes. Fue un fenómeno mundial, y ha impactado la vida de muchos, incluyéndome. Jackson logró algo increíble, y aunque algunos puntos fundamentales de los libros quedan fuera por razones obvias (Tom Bombadil), y a veces parece estar más concentrado en secuencias de acción que en el viaje de los personajes, es una adaptación fiel en los puntos fundamentales, y ha inspirado a miles de personas a leer los libros, que sin duda son más profundos.

Con el estreno de la última película del Hobbit, he vuelto a visitar la clásica trilogía, cosa que no hacía hace ya tiempo. Siempre es curioso acercarse a una película favorita de tu infancia, la nostalgia es traicionera, muchas cosas no son como las recordabas, momentos que encontrabas chistosos, ahora parecen bobos y simplones, los efectos se ven viejos y falsos, y algo que formaba parte de tu infancia deja de gustarte. Pero en fin, volví a ver la trilogía, y si bien, encontré algunas cosas que no funcionan (sobre todo algunos de los efectos especiales, sobresalientes para su época), la trilogía se sostiene bastante bien, el pasaje de Moria sigue siendo impactante (¡You shall not pass!), así como la batalla en el Abismo de Helm, y la defensa de Minas Tirith. El antecedente de Jackson en películas de terror es muy marcado, en especial en las primeras dos partes, sobre todo cuando hay Nazgul y orcos en pantalla. También es curioso ver como fue evolucionando la trilogía en tan poco tiempo. El presupuesto inferior de la primera se nota cada vez más, y tiene algunos errores (un par de orcos muertos se levantan en un punto crucial), pero el encanto permanece. Y El Retorno del Rey sigue épica como siempre, de hecho, debido a la situación en la que se encuentra la industria en estos días, me temo que es una de las últimas películas épicas que pudimos ver en la pantalla de plata.



Pero creo que lo que hace que conecte con tanta gente, lo que realmente la hace tan especial, es el mensaje fundamental que transmite a lo largo de las tres películas, en tres discursos por separado, y no solo es la lucha del bien y del mal, sino el valor de las convicciones (serte fiel a ti mismo), del honor y la sencillez; un recuerdo de una época menos cínica, un vistazo a un mundo fantástico y viejo que nunca existió, pero que pudimos presenciar por algunas horas, ¿Qué no es ése el punto del cine?

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viernes, 12 de diciembre de 2014

RELATOS DE VESPIRIA: EL ESCORPIÓN AZUL



Bienvenidos de nuevo a esta sección quincenal de Tiem-post-modernos, el relato de esta semana se centra en un intercambio de drogas en medio del desierto.


EL ESCORPIÓN AZUL

POR ISAÍAS LEMUS ALDANA

Se encontraba viendo sus tenis, negros, llenos de polvo, sobre el suelo arenoso, lejos de la ciudad, en una vieja parada de autobús. Vio su reloj de nuevo, faltaban cinco minutos para la una de la tarde, se le veía ansioso, la reunión era muy importante, no podían llegar tarde.

A la una en punto, un carro negro estilo Lincoln se detuvo justo en frente de él. La puerta se abrió. “¡Rey! Súbete o llegaremos tarde.” Una voz le dijo desde el interior del vehículo, éste subió sin pensarlo. El vehículo era ocupado por tres integrantes, el chofer, el copiloto, y Santiago, quien le había dicho que se subiera.

El carro se movía a toda velocidad por el terreno irregular y desértico, nada amigable para el tipo de carro que llevaban. El cielo se extendía, azul, con pocas nubes blancas, nada había alrededor, sólo un interminable páramo de tierra y polvo a ambos lados del camino, y unos cuantos árboles, secos ya, muriendo lentamente bajo el inclemente sol de octubre.

“Tranquilo, todo va a salir bien.” le dijo el hombre que se encontraba a su izquierda. El joven suspiró. “Eso espero, pero me sentiría más tranquilo si fuera en nuestro territorio. Ya sabes las historias que cuentan de él, de su pueblo.”

“Sí lo sé, por eso debe salir a la perfección. ¿Quieres repasar el plan de nuevo?”

Por su puesto, hablaban del legendario Escorpión Azul, con quien esperaban hacer unos negocios, desafortunadamente, había elegido como punto de encuentro su hogar, un viejo pueblo en medio de la nada, el cual domina como un viejo rey, no hay otra ley más que la suya. Le daba una increíble ventaja sobre ellos.

Pasando un punto de control, dos camionetas negras salieron de la nada, vidrios polarizados, motores rugiendo, levantando polvo por todos lados, los estaban siguiendo.

“Muy bien, de aquí en adelante no estaremos solos.” Dijo el chofer. El pueblo se avistaba a la distancia, pocos kilómetros faltaban. Una montaña se alzaba a espaldas del pueblo, circundándolo, las casas se apreciaban viejas, con poca pintura, un viejo y enorme arco señalaba la entrada. Dos guardias custodiaban el portal, los detuvieron antes de que pudieran ingresar al ya infame pueblo. El chofer bajó las ventanas, el guardia de la izquierda, un joven moreno pelón, con los brazos llenos de tatuajes, lentes oscuros, y una enorme arracada dorada en su oreja izquierda, se acercó para ver el interior del vehículo, checó las placas, hizo un gesto con su mano derecha, le dio dos ligeros golpes al costado del carro, y los dejaron pasar.

Poca gente transitaba las calles, no había niños, al menos ninguno que se pudiera divisar, la mayoría de los peatones eran señores grandes, tampoco había mujeres a la vista.

Por fin, llegaron a su destino, una vieja casona que ahora servía como la oficina del Escorpión Azul. Descendieron de su vehículo, ahora lleno de polvo, su guardaespaldas los acompañó, mientras que el chofer se quedó a un lado del carro. Las dos camionetas se detuvieron junto con ellos, sus tripulantes eran cinco hombres en cada camioneta, todos armados con rifles de asalto, los registraron, y después los escoltaron al interior de las oficinas improvisadas, una recepcionista, la primera mujer que veían en aquel lugar, les dio la bienvenida. “¿Gustan algo de tomar señores?, el Sr. Torres los atenderá en unos instantes.”

“No muchas gracias, creo que ya bebimos suficiente en el viaje para acá.” Esto era por su puesto una mentira, dicha únicamente para evitar parecer grosero al rechazar la bebida de la dama. La recepcionista usaba un faldón negro, su cabello era rubio, traía el cabello recogido en una cola de caballo, y una torera color tinto, Santiago la encontraba bastante atractiva. Ella los guio afuera de la que suponían era la oficina de Nacho “El Escorpión Azul” Torres, y los invitó a tomar asiento afuera de la misma, como si se tratase de una visita al doctor. 

La recepcionista los dejó, Rey volvió a mirar su reloj, eran pasadas las cuatro de la tarde, sentía el estómago revuelto, siempre le pasaba lo mismo cuando se ponía nervioso, deseaba con ansias un cigarro, maldecía la hora en la cual decidió dejar el vicio, la hora se acercaba, todo tenía que salir a la perfección.

La puerta se abrió de repente. “Perdón por la espera señores.”, era él, la leyenda viviente, Rey y Santiago dejaron sus asientos para saludarlo debidamente, su guardaespaldas hizo lo mismo. “Pues comencemos.” Don Nacho dijo esto mientras ingresaban a su oficina.

El Escorpión Azul no parecía tan imponente en persona, era un hombre grande, bigotón y regordete, vestía una guayabera azul, con unos pantalones de mezclilla, su cabello era negro, con algunos brochazos de canas grises, y unos lentes para leer. Portaba un rosario de madera el rededor del cuello, y una pulsera dorada. Se veía ancho, alguien que de joven había sido muy fuerte. Usaba un cinturón piteado, con un gigantesco escorpión en la hebilla, a Rey le pareció que se movía un poco, como si estuviera vivo. Portaba botas cafés, bastante sencillas, pero impecables.
“Muy bien, jóvenes, y vaya que están jóvenes, ¿Cuántos años tienen?”

“Veintiocho y veintiséis.” Dijo Santiago. Don Nacho hizo un gesto de sorpresa y aprobación, y continuó.

“Vayamos al grano, ¿qué proponen?”

“Bueno Señor, tenemos entendido que acaba de conseguir un nuevo producto, uno que llaman Synth. Queremos proponerle un negocio de distribución, Ud., nos provee el producto, y nosotros nos encargamos de venderlo en el occidente, donde sabemos ha tenido problemas para ingresar. Nosotros tenemos mucha influencia ahí, podemos hacer que su producto llegue a mucha más gente, gente dispuesta a pagar mucho dinero por el producto adecuado.” Planteó Rey.


“¿De cuánto sería el porcentaje?”


“60/40, sesenta para Ud., el resto para nosotros.”

El Escorpión Azul se quedó en silencio, rumeando la oferta.

“No me convence. Dejémoslo en 70/30, ¿Qué les parece?”

“Mire, con todo respeto, este negocio tiene el potencial para triplicar sus ganancias, el porcentaje quizá parezca bajo, pero no se compara con la cantidad de producto que estaremos moviendo,  y el incremento en las ganancias netas.” Ahora fue Santiago quien dijo esto.

“Miren…” dijo esto el Sr. Nacho mientras se levantaba de su asiento, y se asomaba por la ventana. “Yo nací aquí, cuando era pequeña solía jugar justo en esa calle –dijo esto mientras señalaba con su dedo regordete una pequeña calle enfrente del edificio- utilizábamos rocas para hacer porterías, y usábamos un balón más jodido que el trapo con el que lavan mi carro. Un vato, El Chiapa le decíamos, vendía drogas por ahí, en esa esquina.

Mi papá era un don nadie, un pobre peluquero que pasaba sus días viendo novelas y escuchando fútbol por la radio, pero no molestaba a nadie, nunca tuvo un pleito en su vida, era un zacatón. Un día, estaba echándome una cascarita con los de la cuadra, mi señor padre iba rumbo a su trabajo, de la nada salieron unos vatos en un carro, con unos riflones, se iban a cargar al Chiapa, lo recuerdo a la perfección, el miedo en su mirada, sabía que el día del juicio le había llegado, intentó sacar una pistola de su pantalón, pero los vatos ya estaban disparando, el sonido, fue como estar en una tormenta bajo un techo de lámina, ni siquiera se bajaron del carro, sólo rafaguearon, chorros y chorros de sangre salieron del Chiapa con cada impacto que recibía, de repente, hubo silencio, los tiros habían terminado, El Chiapa estaba recargado en la esquina, parecía coladera el güey, intentó decirnos algo, pero estaba muerto antes de que pudiéramos reaccionar. Por desgracia, El Chiapa no fue la única víctima aquel día, mi padre también fue alcanzado por los disparos, uno en el estómago y otro aquí, en el pecho, me acerqué hacia él, a gatas, tenía tanto miedo, me tomó con su mano derecha, helada, su boca, llena de sangre, me miró a los ojos, estaba más asustado que yo, y murió.”

Don Nacho seguía viendo la calle, a través de la ventana “Mi madre, que en paz descanse, seguía rezándole a mi padre cuando encontré a los cabrones que lo habían dejado tieso, y les pedí trabajo…” Don Nacho guardó silencio, “se preguntarán porqué les cuento todo esto, pero ténganme paciencia, ya mero termino. Verán, yo estaba trabajando para los asesinos de mi padre, haciendo buena feria de guardaespaldas, vigilando los intercambios, atando cabos sueltos, hasta que un día, organicé una cena, para agradecerles por haberme dado chamba, todos estaban ahí, los acomodé en un cuarto cerrado, un lugar más privado… y los maté a todos. Colgué sus cuerpos en el arco por el que ingresaron, y desde ése día soy el jefe de aquí.” Ése día vivía ya en la infamia, como una de las muchas leyendas que se contaban del pueblo, y de la ascensión al poder de Don Nacho, las malas lenguas cuentan que se necesitó de toda la ayuda de la gente del pueblo para enterrar los cuerpos, se dice que si cavas suficientemente profundo, en cualquier parte de aquel lugar te encontrarás con un cadáver de aquel día,   los cimientos de su imperio, un panteón inmenso. Rey y Santiago habían entendido el mensaje, “no se metan conmigo”.

“Ok, entonces 70/30 será” dijo Santiago.


“Muy bien, trato hecho.” Don Nacho extendió su mano para cerrar el trato, ambos correspondieron.

El trío salió de la oficina, Don Nacho hizo una señal con su mano derecha, de la nada salió uno de sus guarros con dos maletines plateados.

“Aquí está señores, para que se pongan a chambear.” Abrió el maletín, en su interior yacían alrededor de cien ampolletas color ámbar, en su interior contenían un líquido que parecía más bien humo, era de color azul, y su textura parecía extraña, pero no cabía duda, era líquido, tenían una pequeña etiqueta “Synth” decía.

Santiago estrechó fuertemente la mano de Don Nacho, y compartió una mirada de emoción con Rey. Luego mandó llamar a su guardaespaldas a través de la recepcionista. “Le puedes decir al señor que está abajo si me trae la bolsa, sólo dile así, porfa”

La señorita volteó a ver a Don Nacho, solicitando su aprobación con la vista, éste asintió con la cabeza. En unos instantes regresó la recepcionista, acompañada del guardaespaldas de Rey y Santiago, cargando una maleta, de esas que usa la gente para guardar su ropa del gimnasio. “Cómo muestra de buena fe Don Nacho.” Santiago y Rey le entregaron la maleta, “Linda, recíbeselas.” La joven lo hizo, a penas y podía con la maleta, estaba bastante pesada, la puso sobre una mesa para revisarla, estaba llena de fajos de billetes, era una buena feria.

“Muchas gracias por el detalle, Linda, ya sabes dónde ponerla.” Dijo Don Nacho. “Por qué no pasan la noche aquí muchachos, ya no dilata en oscurecer, y éstos rumbos pueden ser peligrosos de noche.” Dijo Don Nacho con un tono amigable y a la vez intimidante.

“No, muchas gracias Don Nacho, tenemos asuntos que atender y lugares a los cuáles llegar.” Dijo Rey.

“¿Seguros? Insisto.”

“No es por ser groseros, pero en realidad nos tenemos que ir, gracias de todas formas.”

“Ni hablar.”

Ambos descendieron por las escaleras, Rey volvió a ver su reloj, ya era hora, el show comienza, tenía que salir a la perfección.

Del otro lado, a las afueras del pueblo, una camioneta ingresaba al territorio del Escorpión, por su puesto, fue interceptada por los vigías de la entrada, los mismos que habían seguido a Santiago y a Rey, sólo que ya no esperaban más visitas, le cerraron el paso. “¿A dónde?” le dijo el copiloto de una de las camionetas, un hombre, pelón, algo asustado dijo, perdón, voy al pueblo de Sto. Domingo.”

“No es por aquí, date la vuelta y vete.” Dijo el hombre mientras alcanzaba su cuerno de chivo.

“Ok, ok, sólo… ¿no sabrán por dónde es? Ando medio perdido.”

“No.” Contestó de nuevo el hombre, cada vez más enojado. Sacó su rifle y le apuntó al hombre perdido. “Ahora sí, tienes cinco segundos para largarte.”

El hombre se subió a toda prisa a su camioneta, metió reversa y arrancó en sentido contrario.

El guarro seguía apuntándole, cuando de la nada, un destello cerca de una formación rocosa por el lado de la montaña. Un chorro de sangre salpicó la camioneta, el guarro estaba muerto.

El chofer se tardó unos segundos en reaccionar, los hombres de la segunda camioneta empezaron a gritar, uno de ellos intentó alcanzar su radio, si lo hacía sería el fin de la disputa, pero sucumbió antes de poder hacerlo, víctima del francotirador.

Los hombres apuntaron sus armas hacia la formación rocosa y abrieron fuego, pero ignoraron a la camioneta que regresaba en dirección hacia ellos. Alrededor de cinco hombres armados, antes ocultos, abrieron fuego en contra de los guarros, vidrio, polvo, tierra, ruido y sangre, en cuestión de minutos todo había terminado.

“Písale cabrón.” Dijo uno de ellos mientras subían al vehículo, tenían poco tiempo, sin duda los guardias de la entrada habían escuchado los disparos, tenían que actuar rápido.


Rey y Santiago subieron al carro a toda velocidad, el chofer encendió el motor, su guardaespaldas sacó un arma de la guantera, la preparó. Don Nacho hizo una seña a uno de sus hombres, “síguelos”.

El chofer iba a la mitad del camino cuando se escucharon unos disparos a la distancia. Rey, con manos temblorosas sacó de por debajo del asiento del copiloto un pequeño aparato, pareció la alarma de un coche, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. “¡Ahora Rey!” le gritó Santiago. Un suspiro, por un instante el mundo pareció haber entrado en completo silencio, apretó el botón.

Una bola de humo, fuego, escombro y dinero salió de la casona donde habían llevado a cabo las negociaciones. La recepcionista había ignorado  que debajo de los billetes había una cantidad considerable de explosivos.

Los oídos les zumbaron, las ventanas del carro se estremecieron, los hombres que los seguían no podían creer lo que veían, se llenaron de ira y los persiguieron con mayor intensidad.

La gente del pueblo se metió a sus casas, unos cuantos salieron de sus habitaciones, abrieron fuego en contra del vehículo.

Mientras que los hombres que se encontraban en la entrada, ahora atraídos por la explosión se dispusieron a cerrar la entrada. Pero la camioneta que se había despachado a los que cuidaban el perímetro de las afueras se acercaba a toda velocidad, ni siquiera descendieron del vehículo cuando abrieron fuego en contra de los hombres que cerraban la entrada, dándoles la espalda, ni siquiera supieron que les pegó.


Rey y Santiago estaban bajo fuego intenso, su guardaespaldas había cambiado la pistola por un rifle de asalto, abriendo fuego contra todo lo que se moviera.

El chofer hacia todo lo posible para esquivar los obstáculos y los disparos enemigos, hasta que fue alcanzado por un tiro a la garganta, perdiendo el control del vehículo, impactándose en una de las casas, no muy lejos de la entrada.

Rey y Santiago descendieron del vehículo, habían subestimado al Escorpión, su guardaespaldas ni siquiera pudo bajar del vehículo, yacía muerto con su mano en la puerta. Un respiro de alivio, sus refuerzos estaban muy cerca, los hombres bajaron de la camioneta, sacaron la artillería pesada, abrieron fuego contra sus enemigos.

Aquello se había vuelto un verdadero campo de batalla, el caos reinaba, humo y escombro y el olor a pólvora inundaban las calles del pueblo. Gritos, muerte confusión. Rey le hizo una seña a Santiago, plan B. Cada uno agarró un maletín con Synth y tomaron rutas diferentes, buscando salir de aquel lugar. Santiago se dirigió hacia las montañas, a toda velocidad.

Rey tomó una ruta diferente, cerca de la casona dónde habían llevado a cabo las negociaciones, creía que si se dirigía en posición contraria a dónde se estaba llevando a cabo el enfrentamiento tendría menos posibilidades de encontrarse con alguien. Fue ahí donde lo vio, saliendo del escombro, lleno de sudor, mugre y sangre, imponente, era el Escorpión Azul, puso su mirada sobre él, una explosión de ira en sus ojos, una pistola en el piso, perteneciente a una de las víctimas de la explosión, ambos se vieron fijamente, y luego pusieron su mirada en el arma, justo en medio de los dos, silencio total, el sudor les recorría la frente, ¿sería lo suficientemente rápido?, tensión, respiración agitada, ambos se lanzaron sobre la pistola, una lucha brutal por el arma, quien la consiguiera viviría, el otro moriría. El Escorpión estaba herido y viejo, pero su fuerza era sorprendente, venció sobre el joven, le dio una bofetada, no se tomó su tiempo, Rey lo vio bajo el inclemente sol, y un cielo puro, El Escorpión disparó, pero el arma no funcionó. Rey sin pensarlo tomó una piedra que estaba a su lado y la dirigió contra la cabeza del Escorpión, descargando toda su ira sobre la misma, y así sin más el legendario Escorpión Azul, el asesino de millares, el rey del inframundo había muerto.

Una vez que se supo que Don Nacho había muerto, sus hombres detuvieron el fuego y se rindieron, acercándose a ver al joven muchacho de tenis sucios que se lo había cargado.

Su compañero, el joven Santiago, no tuvo tanta suerte, lo encontraron muerto, víctima de un navajazo a la garganta, le habían quitado su saco, su billetera, y el maletín con Synth también estaba desaparecido, unas huellas podían observarse en el polvo, mientras se desvanecían con el viento, iban en dirección al cerro a espaldas del pueblo.

“¿Cuál es tu nombre?” le preguntó un señor grande de poblado y gris bigote.

“Ignacio, Ignacio Rey.”

“Don Nacho, ¿puedo ofrecerle mis servicios?”

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