sábado, 20 de diciembre de 2014

RECORDANDO EL SEÑOR DE LOS ANILLOS




EL SEÑOR DE LOS ANILLOS

Hace ya más de diez años, un joven director de Nueva Zelanda con antecedentes en películas de terror y gore se propuso adaptar el trabajo literario de Tolkien al cine.

Era una hazaña difícil, el trabajo de Tolkien era muy querido, y la adaptación no era sencilla, ya que la gran parte de los libros consisten básicamente en largas caminatas y descripciones de paisajes. El presupuesto era elevado, y las películas iban a ser filmadas continuamente, la primera tenía que funcionar.


Por fin, el 19 de diciembre de 2001 se estrenó internacionalmente La Comunidad del Anillo, y fue un éxito. Recuerdo la primera vez que vi la película en el cine, no tenía idea de que se trataba, nunca había escuchado del libro, y en aquel entonces la información no se movía a la velocidad en la que se lo hace ahorita. La sala estaba oscura, un haz de luz cruzó el cuarto, y la película inició, fue algo que nunca había visto; trolls, orcos, elfos, hobbits, de repente todos estos personajes de fantasía poblaban mi imaginación, dentro de una aventura de codicia, ambición y el valor de la sencillez. ¡Y las batallas!, esas épicas batallas, elegantemente dirigidas y llenas de adrenalina, con discursos elaborados y épicos sobre el honor y la amistad.

El impacto que tuvo la trilogía del Señor de los Anillos fue monumental, marcó toda una generación de adaptaciones de libros de fantasía a la pantalla grande, y convirtió a Nueva Zelanda en El Lugar para filmar películas de fantasía. Inspiró adaptaciones como Las Crónicas de Narnia, Eragon, Los Seis Signos de la Luz, y muchas otras más, que intentaron capturar la magia de la trilogía de Peter Jackson, pero fallaron en lograrlo.

El Señor de los Anillos marcó la nueva generación de blockbusters, lugar que luego tomarían las películas de superhéroes. Fue un fenómeno mundial, y ha impactado la vida de muchos, incluyéndome. Jackson logró algo increíble, y aunque algunos puntos fundamentales de los libros quedan fuera por razones obvias (Tom Bombadil), y a veces parece estar más concentrado en secuencias de acción que en el viaje de los personajes, es una adaptación fiel en los puntos fundamentales, y ha inspirado a miles de personas a leer los libros, que sin duda son más profundos.

Con el estreno de la última película del Hobbit, he vuelto a visitar la clásica trilogía, cosa que no hacía hace ya tiempo. Siempre es curioso acercarse a una película favorita de tu infancia, la nostalgia es traicionera, muchas cosas no son como las recordabas, momentos que encontrabas chistosos, ahora parecen bobos y simplones, los efectos se ven viejos y falsos, y algo que formaba parte de tu infancia deja de gustarte. Pero en fin, volví a ver la trilogía, y si bien, encontré algunas cosas que no funcionan (sobre todo algunos de los efectos especiales, sobresalientes para su época), la trilogía se sostiene bastante bien, el pasaje de Moria sigue siendo impactante (¡You shall not pass!), así como la batalla en el Abismo de Helm, y la defensa de Minas Tirith. El antecedente de Jackson en películas de terror es muy marcado, en especial en las primeras dos partes, sobre todo cuando hay Nazgul y orcos en pantalla. También es curioso ver como fue evolucionando la trilogía en tan poco tiempo. El presupuesto inferior de la primera se nota cada vez más, y tiene algunos errores (un par de orcos muertos se levantan en un punto crucial), pero el encanto permanece. Y El Retorno del Rey sigue épica como siempre, de hecho, debido a la situación en la que se encuentra la industria en estos días, me temo que es una de las últimas películas épicas que pudimos ver en la pantalla de plata.



Pero creo que lo que hace que conecte con tanta gente, lo que realmente la hace tan especial, es el mensaje fundamental que transmite a lo largo de las tres películas, en tres discursos por separado, y no solo es la lucha del bien y del mal, sino el valor de las convicciones (serte fiel a ti mismo), del honor y la sencillez; un recuerdo de una época menos cínica, un vistazo a un mundo fantástico y viejo que nunca existió, pero que pudimos presenciar por algunas horas, ¿Qué no es ése el punto del cine?

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