Con
el estreno este viernes de la segunda temporada de Bloodline por Netflix no parece haber una mejor oportunidad para
hablar de esta fenomenal serie.
Los
Rayburns parece ser la familia perfecta, tienen su propio negocio, un hotel en
los cayos de Florida, son respetados y queridos en la comunidad, y cada uno lleva
una vida exitosa, pero la llegada del hijo mayor Danny (Ben Mendelsohn) para la
celebración del 45 aniversario del hotel de sus padres los oscuros secretos de
los Rayburns saldrán a la luz.
Yo
soy un gran de los thrillers noir, y Bloodline es uno ejecutado a la
perfección, la narrativa está fracturada, vemos flashbakcks y flashforwards
de la vida de cada uno de los hijos de los Rayburn, y los eventos cruciales que
cambiaron sus vidas, cada quien parece guardar un secreto, es por eso que la
gran parte del tiempo los observamos por medio de tomas vouyeristas entre la maleza, o a escondidas, dando la ilusión
presenciar conversaciones y actos que no deberíamos de estar viendo, es una
manera bastante eficiente de contar este misterio que lentamente se desenvuelve
tras los testimonios de cada uno de sus personajes y la seca narración de John
Rayburn (Kyle Chandler) el hijo de en medio de la familia.
La
fotografía es hermosa, con espectaculares tomas que captan toda la belleza del
increíble paisaje de los cayos de Florida, sus aguas verde esmeralda, sus
palmeras, la arena blanca, y sus manglares, parece sin lugar a dudas el paraíso,
lo cual funciona muy bien en contraste con los secretos que sus habitantes
guardan. Esto también funciona en beneficio de su atmósfera noir, el cine negro se define por su
ausencia de color, sin embargo, aquí los vibrantes colores, mezclados con la
sensación de calor, ayudan a crear una extraña atmósfera noir tropical.
Pero
Bloodline no sólo es un gran misterio,
también ofrece varios momentos de reflexión sobre los legados, lo peligrosos
que pueden ser los secretos, y finalmente es una historia de familia, lo que
significa ser familia, esos lazos de sangre que nos unen a nuestros parientes
aquí son plasmados como redes de una increíble fuerza que nos unen a todos, y
el tremendo sacrificio que implica romper dichos lazos.
El
elenco es magnífico, conformado por actores del calibre de Sissy Spacek, Sam
Shepard, Linda Cardellini, Kyle Chandler, Norbert Leo Butz, y Ben Mendelsohn,
ayudados por un elenco de soporte bastante sólido. De aquí se destaca Ben
Mendelsohn como Danny, quien le añade un toque de peligro e incertidumbre en
cada escena que tiene, y logrando generar empatía con la audiencia, pues la
historia de Danny es bastante trágica y Mendelsohn logra sortear las emociones
de Danny exitosamente, es un desastre bien desarrollado. Por su parte Kyle
Chandler hace un muy buen trabajo como John Rayburn, el favorito de sus padres
y la voz de la razón, un papel que fácilmente podría ser aburrido, pero gracias
a buenos diálogos y la actuación contenida, pero multifacética de Chandler,
John logra convertirse en un personaje complejo, y verlo interactuar con Ben
Mendelsohn es uno de los mejores atributos de la serie. Linda Cardellini también
es excelente como Meg Rayburn, quien no sabe del todo que es lo que quiere
hacer con su vida.
Bloodline, gracias a su estructura
fracturada, y a sus personajes interesantes se vuelve cautivante, es casi
imposible ver solo un episodio, y el desenlace se mantiene fiel a la historia y
a sus personajes. Es un thriller, un
misterio y un drama familiar, en pocas palabras es noir bien hecho.
Título original: Bloodline.
Año: 2015-
Elenco: Brian Mendelsohn, Kyle Chandler, Sissy Spacek, Linda Cardellini, et al.
Creadores: Glenn y Todd A. Kessler, Daniel Zelman.
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