Después de ver los primeros tres episodios del spinoff de Breaking Bad, y para todos aquellos que
tenían dudas, los primeros cinco minutos son razón suficiente para disiparlas, Better Call Saul mantiene el mismo
estilo y la misma calidad, tanto en la dirección como en el guion.
En la serie podemos presenciar a
Saul, antes de ser Saul, se llama Jimmy McGill, y de momento, sus orígenes son
tan interesantes como los de Walter White/Heisenberg. Jimmy es una persona
normal que sólo está tratando de ganarse la vida, genuinamente quiere hacer el
bien, y lucha día con día con la monotonía de su vida, y francamente, la falta
de éxito, pero logra mantenerse a flote, y nunca pierde el sentido del humor. Bob
Odenkirk está de vuelta y mejor que nunca, se ve que conoce a la perfección al
personaje y nos deja ver más facetas de Saul.
La dirección es sobresaliente, y
el guion es inteligente, en especial en el segundo episodio “Mijo”, el cual contiene
varios diálogos retóricos, intensos e interesantes. Y la intro es francamente
mejor que la de Breaking Bad, es
simple, estilizado y tiene mucha actitud.
Claro, falta ver cómo se resuelve
todo, de momento, Better Call Saul es
un gran estudio de sus personajes, sólidamente dirigido y muy bien escrito, mantiene
las mejores cualidades de Breaking Bad,
mientras va poco a poco formando su propia identidad.
De momento, pueden ver Better Call Saul todos los martes por
Netflix.
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