El musical es de los géneros que menos me gusta, principalmente porque parecen estar más preocupados con vender álbumes que en contar una buena historia, y muchas veces sería más eficiente decir las cosas de manera normal, que en canción.
Ahora llega La La Land, un musical moderno, y original (no basado en algún musical de Broadway), además es la tercer película de Damien Chazelle, quien hace dos años entregó la fenomenal Whiplash, pero aún así era una apuesta arriesgada, pues es un género que muchos considerábamos muerto. Y para todos los escépticos (como yo), la secuencia inicial debería de ser suficiente para disipar toda duda: esta es una de las mejores películas del año.
Como menciono, la secuencia inicial es un número musical que cuenta con algunos de los movimientos de cámara más dinámicos y fluidos que he visto, todo parece ser una toma continua que es impresionante y establece perfectamente el tono de la película.
La trama se centra en Mia (Emma Stone) y Sebastian (Ryan Gosling). Mia es una actriz batallando en Los Ángeles, mientras que Sebastian es un pianista buscando abrir un lugar donde tocar jazz. El camino de ambos se cruza de forma inesperada, terminando ambos perdidamente enamorados.
Afortunadamente La La Land no es una simple historia de amor, es una honesta exploración de la relación de dos personajes fascinantes; trata sobre perseguir tus sueños, así como la desilusión de que quizá nunca se vuelvan realidad, ambos personajes están en una lucha constante por hacer lo que aman en un mundo dónde cada vez es más difícil. La ciudad de Los Ángeles aquí retratada por el Director de Fotografía Linus Sandgren es romántica sin ser cursi o verse falsa, Chazelle y su equipo retratan sin retoques digitales unos atardeceres impactantes, las luces de neón de los bares de la ciudad brillan con intensidad, así como un paseo en un muelle que está manchado en un melancólico azul.
A parte del número inicial, el resto de secuencias musicales son igual de inspiradas, además están perfectamente integradas con el resto de la película, el cambio es imperceptible, se siente orgánico.
Pero esto no serviría de nada si los actores principales no hicieran su trabajo, pero como han probado con anterioridad, Gosling y Stone tienen mucha química, lo que hace que cada escena que comparten está llena de intimidad y honestidad. Gosling hace un buen trabajo como Sebastian, pero Emma Stone entrega la mejor actuación de su carrera, desaparece en el papel de Mia, la cámara está enamorada de su rostro y sus ojos enormes, se centra en su rostro en close up para no perdernos ningún detalle de su actuación, es simplemente cautivadora.
Chazelle también brilla detrás de la cámara, balanceando a la perfección drama con comedia y música, la película te hará reír, bailar, pero también te moverá al punto de las lágrimas. Es una dirección segura e inspirada, llena de momentos impresionantes (la secuencia inicial, el número en el Planetario, y el increíble epílogo por mencionar algunas), con una fluidez que no había visto desde Birdman, a esto se le añade un guión inteligente y bien balanceado (también de su autoría).
La La Land es impecable en casi todas las áreas, anclada por dos talentosos actores (Emma Stone sobresale), y una gran dirección por parte de Damien Chazelle, en pocas palabras, una imperdible experiencia cinematográfica.
Título original: La La Land.
Dirección: Damien Chazelle.
Guión: Damien Chazelle.
Elenco: Ryan Gosling, Emma Stone, J.K. Simmons, John Legend.
Cinematografía: Linus Sandgren.
Edición: Tom Cross.
Año: 2016.
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