La serie creada por Aziz Ansari y Alan Yang sigue a Dev (interpretado por Ansari), un americano treintañero de ascendencia Hindú, quien se gana la vida en Nueva York como un actor de comerciales, y quizá en un futuro, de películas. Lo refrescante de Master of None es que inicia de una manera muy confiada, no tarda en encontrar su ritmo, y no teme jugar con algunos de los formatos básicos de las sitcom, por ejemplo, un episodio toma lugar en el lapso de 1 año, y funciona, también constantemente juega con las expectativas que se tienen sobre una serie como ésta.
La dirección en todos los episodios es sólida, incluso el mismo Ansari se colocó detrás de cámaras para dirigir un par de episodios, probando ser un director talentoso, con múltiples tomas ininterrumpidas.
Pero son el guión y el diálogo entre los personajes principales mi aspecto favorito del programa, Ansari, Yang y el resto de escritores logran tocar temas delicados de una manera natural, entretenida y que probablemente lleve a la reflexión; temas de raza y estereotipos son la fuente principal en el episodio Indians on tv, y el sexismo es el tema principal en el episodio Ladies and Gentleman, pero de nuevo, no es tanto el tema, sino su ejecución, todos estos temas interesantes podrían resultar contraproducentes, estériles y falsos si no se trataran con honestidad. Los créditos iniciales son elegantes y sencillos y la selección musical es bastante acertada.
También me gusta las yuxtaposiciones que se hacen en algunos episodios entre varias generaciones, la generación de los papás de Dev no cuestionaba mucho a sus padres y tuvo que trabajar mucho para llegar a dónde están, mientras que la de Dev no le puede ayudar si quiera con su Ipad, o también podemos ver más contrastantes ejemplos con el miedo al compromiso y a la toma de decisiones importantes (y probablemente definitivas) de las generaciones actuales, con las generaciones pasadas que hacían lo mismo sin pensar demasiado en ello, lo bueno es que Ansari y Yang son lo suficientemente inteligentes para respetar ambos puntos de vista y para mostrar que tanto jóvenes como grandes tienen sus razones para su comportamiento, tanto generacionales, como educativas, inclusive geográficas.
Las actuaciones también son bastante buenas, y los papás de Dev son una sorpresa, ya que son los padres de Ansari en la vida real, y terminan por entregar genuinas emociones en sus actuaciones, en especial el papá de Dev, quien es muchas veces hilarante.
Y por si fuera poco, la serie cambia su dinámica drásticamente a partir del episodio Nashville, uno de mis favoritos del año pasado (sin importar la categoría), el episodio es una maravilla desde la perfecta química entre Aziz Ansari y Nöel Wells, y la maravillosa cinematografía que logra un aura de surrealismo a la ciudad de Nashville. Ese episodio se siente como una mini película, tiene un arco completo y la narrativa es fenomenal.
Sin embargo, algunos episodios son un tanto inconsistentes, en especial Hot ticket que es uno de los mas convencionales en toda la temporada, y el final, aunque un tanto impredecible no me dejó del todo satisfecho.
En conclusión, es fácil ver porqué la gente comparaba a la reciente serie de Netflix con Louie de FX, ambas son series de "comedia", con tintes dramáticos situadas en Nueva York, y con dos personajes principales con crisis existenciales a la mitad de su vida. Afortunadamente mientras más episodios transcurrían Master of None logró diferenciarse lo suficiente del programa de FX, estableciendo su propio ritmo, con un estilo visual confidente, un guión inteligente y actuaciones honestas.
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